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jueves, 6 de noviembre de 2008

Basta De Violencia!

Guerra sin inocentes

La Justicia ya sabe que los barras de Huracán fueron a buscar a los del Ciclón por un pacto en el momento. Y al igual que los dos anteriores, el tercer herido se negó a identificar a sus agresores.




Nadie habla, pero de a poco la Justicia va recabando datos de qué fue lo que ocurrió el sábado a la tarde, en Viel y Cobo, cuando la barra de San Lorenzo recibió con una balacera infernal a sus pares de Huracán. Y tal como adelantó Olé, la hipótesis no es la de una emboscada casual sino la de un enfrentamiento pactado en el momento y que no dejó un tendal de muertos de casualidad.

A esta conclusión se llegó tras la segunda rueda de declaraciones de testigos y heridos de la batalla. Uno de los choferes de los micros admitió que la idea inicial era dejar a los barras de Huracán en la plaza José C. Paz. Una vez que llegaron ahí, varios se bajaron pero unos minutos después otro grupo le pidió que los acercara hasta Cobo y Viel. Y como declaró que él iba para esa zona, los llevó. "Si hubiese estado pactado en la semana, no se habría bajado nadie y hubiesen llevado armas. No hay vainas servidas en la zona donde estaban los de Huracán", razonan los encargados de la investigación. También tienen en claro que La Butteler en pleno se había pertrechado para el encuentro porque la Policía recogió versiones de los vecinos que hablaban de más de 80 barras del Ciclón reunidos en el lugar desde las cinco de la tarde, y cerca de 50 de ellos habrían participado de la guerra.

Igual, llegar a identificar a los autores de los disparos, será difícil. El lunes, un herido había dicho que lo atacaron cuando le robaron la moto y otro decidió no hacer la denuncia. Ayer, el tercer herido del Globo, con un balazo en la pierna que le provocó fractura en el peroné (fue trasladado del Penna al hospital Británico), declaró que iba en uno de los micros de la barra, que se bajaron en Avenida La Plata, hicieron unos pasos y recibieron la balacera y que no puede identificar a quienes gatillaron. Así, la Justicia sólo espera un arrepentido que cuente lo que todos callan para poder ir sobre los barras. Caso contrario, otro hecho de violencia en el fútbol, quedará impune.

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