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sábado, 8 de noviembre de 2008

'La cena secreta', 'La sonrisa de la Gioconda' y ...

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Tamaño: 1.15 MB


  • 'La cena secreta' de Javier Sierra
    791.20 KB | PDF | Español

    Basadaen un hecho histórico, el encargo de Ludovico el Moro al genio Leonardoda Vinci de la ampliación y decoración del refectorio del dominicanoconvento de Santa María delle Grazie, en Milán, Italia. Se trata laobra "La Última Cena", realizada y acabada entre los años 1496 y 97.

    JavierSierra de nuevo nos sorprende a todos con una novela histórica quepenetra en uno de los hombres más geniales y a la vez más enigmáticosde la entera Humanidad: Leonardo Da Vinci. A lo largo de las páginas deesta novela histórica conoceremos a los personajes reales y ficticiosque nos irán desentrañando los secretos que encierran uno de loscuadros más especiales de Leonardo.

    La novela transcurre enMilán en los albores del Renacimiento, y no debemos olvidar el ambienteque se respiraba, donde cualquier sombra de herejía era vigilada decerca por la Inquisición, y los dominicos era una de las órdenes queactuaba de brazo ejecutor.

    La contraportada dice:

    Enero de 1497. Fray Agustín Leyre, inquisidor dominico experto en lainterpretación de mensajes cifrados, es enviado a toda prisa a Milánpara supervisar los trazos finales que el maestro Leonardo da Vinciestá dando a "La Última Cena". La culpa la tienen una serie de cartasanónimas recibidas en la corte papal de Alejandro VI, en las que sedenuncia que Da Vinci no sólo ha pintado a los Doce sin su preceptivohalo de santidad, sino que el propio artista se ha retratado en lasagrada escena dando la espalda a Jesucristo.

    ¿Por qué lo hizo? ¿Acaso fue Leonardo da Vinci un hereje?

    La Cena de Leonardo está sembrada de anomalías desconcertantes: nomuestra el Santo Grial, ni a Cristo instaurando el Sacramento de laEucaristía. Los discípulos son en realidad retratos de importantesheterodoxos de su época, y la obra esconde un mensaje ocultosobrecogedor. "La Cena Secreta" revela, en una narración trepidante,cuáles pudieron ser las verdaderas fuentes de las que bebió Leonardopara pintar la obra sacra más conocida de la cristiandad.

    «Cuando termine de leer esta novela —asegura Javier Sierra—, ya no volverá a ver "La Ultima Cena" con mismos ojos.»


    'La sonrisa de la Gioconda' de Luis Racionero

    508 KB | 162 Págs. | WORD

    Escritopor Luis Racionero, en "La sonrisa de la Gioconda", el gran genioLeonardo da Vinci, próximo a morir, dedica estas memorias a FrancescoMelci, su joven amante.

    A través de las páginas de La sonrisa dela Gioconda, Leonardo lega su herencia artística e intelectual, a lavez que se recrea en la sociedad renacentista que le toca vivir, tantoen la refinada Florencia como en Milán y en Roma. Exilios obligados porel convulso panorama político de la época, causados por losenfrentamientos y las alianzas que protagonizaron las principalespotencias europeas, hicieron que Leonardo hubiera de cambiar de mecenasy poner muchos de sus ingeniosos inventos a disposición de lospoderosos.

    En este fresco vivo del arte aparecen grandesartistas como Miguel Ángel, Rafael, Giorgione, Perugino y muchos otrosdibujados con sus rasgos más humanos, al igual que los del propioLeonardo, quien nos va descubriendo los secretos de su técnicapictórica y desvelando el enigmático simbolismo encerrado en su obra.Un relato intimista que nos permite conocer al genio a través del amory el arte en la Italia de finales del siglo XIV y comienzos del XV.

    'El Cálculo de Dios' de Sawyer Robert
    1.42 MB | 266 Págs. | WORD

    Aprimera vista, parece derivarse un cierto engaño de la aparentepropuesta que hace este libro de título anfibológico. Tanto la manerade venderlo como el tratamiento que Robert J. Sawyer da a la historiatiñen el producto de cierto sensacionalismo. La “sixtina” ilustraciónde portada y el texto de apoyo que la acompaña apuntan directamentehacia el canónico Dios-religión, y sin embargo, toda la disquisicióngira en torno a la posible existencia de un Dios-ciencia, un diseñadoruniversal que se sirvió de medios científicos para configurar estarealidad.

    El tema no es nuevo: la ciencia-ficción ya lo hatratado otras veces. El autor canadiense reconoce, incluso, la deudacontraída con el difunto Carl Sagan, quien en la maravillosa conclusiónde su novela Contact (castrada en el filme homónimo en servicio de unamayor accesibilidad) resumió prodigiosamente la idea que da vida a laspáginas de El cálculo de Dios. Donde Sagan se bastó del número pi parapresuponer la manufactura del universo, Sawyer inventa una historiacompleta en la que, como es habitual en este autor, las implicacionesmorales de ese hecho cobran mayor importancia que el hecho en sí.

    Conla facilidad habitual en él, Sawyer narra, con amenidad y didactismo,la relación entre un extraterrestre que busca información y unpaleontólogo del museo de Ontario. Las grandes extinciones sucedidas ennuestro planeta, coincidentes en el tiempo con las ocurridas en sumundo de origen, traen a Hollus, un alienígena de aspecto arácnido,hasta la Tierra. El primer contacto, de comicidad resultona, redunda enla parafernalia sawyeriana: libros del género, cine fantástico,televisión de moda y el fenómeno trekkie. El resto de la historiaalterna ilustrativas discusiones sobre geología, biología, astronomía ydemás ramas científicas con los conflictos morales que le suponen alvulnerable protagonista -científico ateo, pero enfermo de cáncer- laspruebas de la existencia de un Creador. En medio, una idea realmenteinteresante (aunque adelantada en cine hace bien poco) sobre el finallógico de toda civilización tecnológica. La conclusión resulta feblepara las expectativas creadas, pero con la suficiente consistencia paracerrar con dignidad la novela.

    El mayor valor del libro reside,curiosamente, en el asunto con el que comenzaba esta crítica. Para todoaquel que viva su ateismo como antítesis de la religión, El cálculo deDios representa una ocasión ejemplar para reconsiderar si ciertas ideasprovocan rechazo tan sólo por el ropaje que las cubre, y si lo que seesconde dentro de ambos disfraces es la misma cosa u otras muydistintas.

    Sawyer sigue sin encontrar su obra magna, pero en sudescargo se puede decir que es un escritor imaginativo, de propuestasinteligentes, cuya creación literaria nunca cae en el aburrimiento alque otros autores actuales de renombre someten a sus lectores. Lapesadez de El cálculo de Dios, al menos, sólo está en las gargantuescasdimensiones con las que la colección Nova intenta maquillar, desde haceunos números, los precios que cobra al consumidor.

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